Luke Ward y Luke Geer siempre están buscando un lugar cálido y húmedo para aparcar sus pollas a pelo, así que cuando pillan al joven rubio Robbie pintarrajeando una pared en el viejo almacén no dudan en convertirlo en su perra. Se sorprende al principio, pero con el primer sabor de la polla sin cortar que está engullendo con avidez tanto sus erecciones duras en un festín de sorber húmedo que pronto lo tiene desnudo y rebotando en sus erecciones. Los tíos se turnan para meterle sus pollas duras por el agujero, usándolo entre ellos, con el gran Ward dándole al jovencito un paseo sobre su carne antes de que el guapo deportista Geer tome el relevo para follárselo por detrás. De espaldas sobre el frío y duro cemento, el chico finalmente consigue que le saquen la crema caliente en un final que hace que Geer se salga y explote en un lío gigantesco de jugos de bolas chorreando, con Ward terminando pronto con su propia lefa de hombre musculoso chorreando de su longitud encapuchada.