Wilson Nouvak y Dave Andrew han venido preparados con una cuerda, un collar y unas esposas, y el dulce Cesar Rose no tiene ni idea de lo que le espera cuando lo eligen como objetivo para el castigo. Tal vez podrían haberle pedido que les chupara la polla y que se la follaran los dos, pero ¿dónde está la diversión en eso? Después de probar la polla en el parque, el chico se encuentra de vuelta en su guarida, con su agujero lamido y su boca llena de carne jugosa sin cortar, los dos finalmente tomando sus turnos en su apretado agujero. Con las náuseas y las embestidas en todas las direcciones, no puede ocultar su placer a pesar de la cuerda y las esposas. Con el semen en su cara, su propia polla no tarda en escupir semen.